La carrera.
Corría a la altura del coche, y se dejó tropezar, allí, contra el suelo quedaron alborontado sus sesos, aquel pergamino de masa encefálica sin descodificar. Sus tacones de terciopelo azul estaban salpicados de trozos de tripas, el conductor del vehículo un cansado asalariados de prensa vomitaba el bocadillo que le había preparado su gentil mujer, no había apagado la radio, que curiosamente pasaba una cuña del McDonald's con su nueva hamburguesa Aitana... -¡joder! Que se llame Teresa, que suena a magdalena...repetía el nacarado conductor...Se ha tirado, ¿la visitéis? ¡joder! Hacían Masterchef hoy, pero no estoy para más fiambres, murmuraba entre dientes, quizá algo descolocado por la escena del que era el único que había salido vivo. En pocos minutos se encontraba rodeado por sonidos de sirenas, claxons de coches y voces lejanas, además de una esperpèntic gama de colores , una vulgar noche de lunes convertida en espectáculo. Alguna sirena acababa bifurcándose hacia otro espacio,...