Momentos 6
mía que solo viste una cinta de seda negra en sus ojos, unas esposas en sus muñecas y medias de licra y tacones de aguja negro.
Una silueta la encierra en un círculo de velas negras que alumbran una estancia rancia y gris porque la luna no alumbra da sombra a la escena.
Su alma permanece con ella, como muñeca de porcelana, en el rincón, quieta, costal, lacerada en persona y erguida en inconsciencia.
Siente el hálito perverso en su espalda, no desencadena ni un pestañeo, el le clava sus dientes en su cuello, quiere soportar con humildad el dolor pero grita y llora, como lo necesita.
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