No crezcas

 No crezcas, luego pequeña, no se puede parar, Le dijo a su muñeca, la raquítica anciana,  la muñequita seguía sin parpadear con mirada de pez sacado del agua a la que el tiempo le había jugado una mala pasada...

Peinaba un pelo de crines de caballo manso con unos apéndices ya desmoronados por el uso del ganchillo, estiron de pelo y convierte a la muñeca en una María Antonieta de plástico, renqueante y algo ruidosa vuelve a colocar la apreciada cabeza de la monarca de látex...

Y se despiden hasta mañana, sin placer sin nada, pobre compañía humana, en poco se nos muere y llora una gota de pegamento que le deshace una lentejuela.

Anne MR.


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